Hace algunos años, después de que un episodio de salud tocó las puertas de mi hogar, aprendí que la vida nos puede decir adiós en el momento menos esperado. Por fortuna salimos bien librados y esa palabra de 6 letras que ni quiero escribir, salió por la misma puerta que había entrado, gracias a la fortaleza mental y física de mi esposa.
Precisamente ella me ha enseñado con lecciones reales y cotidianas que no podemos caer atrapados en una rutina frenética, de trabajar largas horas, de no tomar unas merecidas vacaciones cada año para recargar energía o dar más de lo que nuestro cuerpo es físicamente capaz, para no sentirnos agobiados por las demandas de la sociedad.
En medio de esta vorágine, muchas personas posponen sus sueños y aspiraciones familiares y personales, dejándolas en el rincón de “algún día” o del “hubiera”. Pero, ¿qué pasaría si tuviéramos tiempo para vivir realmente el presente?
La pregunta puede parecer simple, pero su respuesta puede ser profundamente reveladora.
A pesar del dolor y el impacto en la economía global, hay algo que agradecerle a la pandemia. Nos enseñó que vida solo hay una y que somos más frágiles de lo que muchos pensaban. Reaccionamos y nos dimos cuenta que no podíamos seguir posponiendo nuestros sueños, como viajar y explorar el mundo. No es mi caso, pues he viajado lo que la vida y mi economía personal me han permitido, antes de pensar en ser terrateniente o llenar mi ego con artículos suntuosos. Sin que se preste a la interpretación que estoy en pelea con la buena calidad de vida. Todo lo contrario, el dinero no puede ser mal visto como lo ha planteado la religión católica en algunos episodios, lo que no comparto es la ambición desmedida y muchas veces enfermiza de algunos seres humanos, que hacen hasta lo imposible por demostrar lo que ni siquiera han logrado alcanzar.
Soy un convencido que conocer nuevas culturas, descubrir la gastronomía universal o conversar con un desconocido mientras recorres una nueva ciudad o pueblo, es a veces más enriquecedor que varias semanas de clase. Viajar es una forma increíble de ampliar nuestros horizontes y crear recuerdos que solo el alzheimer nos podría robar.
Tal vez quieras aprender a tocar un instrumento, leer un libro cada mes (ojalá fuera más frecuente), hablar otro idioma o descubrir un poco de la historia universal. Solo hazlo. La educación continua es una fuente de alegría y satisfacción personal incalculable. Como alguna vez se preguntaba Álvaro González Alorda en uno de los episodios de nuestro podcast Misteiks (una iniciativa de Heart y un grupo de amigos, el cual te invito a escuchar haciendo clic aquí): “¿Cuál es tu dieta intelectual?”, reflexionaba Alorda. Vale la pena preguntárselo y que la excusa no sea tu falta de tiempo.
Algunas otras personas desean expresarse a través del arte, la música, la escritura o la danza, pero a menudo lo posponen debido a las responsabilidades diarias. Ahora es el momento perfecto para dejar que tu creatividad florezca.
Otras experiencias gratificantes provienen de ayudar a los demás. Siempre hay organizaciones benéficas y causas sociales o medioambientales que necesitan personas voluntarias y dispuestas a contribuir en la construcción de un mundo mejor. Aprovecho para hablarle en este fragmento a algunos empresarios, que se quedaron en la era de la productividad de la década de los 60´s donde el objetivo principal de las empresas era que los empleados fueran cada vez mejores para producir más productos. No se puede olvidar que las nuevas generaciones están buscando más un propósito que conecte con sus vidas.
No podemos dejar tampoco por fuera, la importancia que ha cobrado nuestra salud personal, pero muchos siempre ponen la excusa del tiempo limitado para ejercitar sus cuerpos. No olvides que invertir en tu salud es una inversión a largo plazo en tu bienestar y para eso está el amanecer o la puesta del sol.
Si tienes una idea brillante o una pasión que podría convertirse en un negocio, no hay mejor momento para comenzar que ahora. Iniciar un proyecto personal puede ser desafiante pero, te lo puedo decir desde mi experiencia, que a pesar de los momentos difíciles por los que pasa cualquier emprendedor, todo lo que trae consigo, es tremendamente gratificante.
Es natural que surjan o pongas obstáculos cuando consideras cómo invertir mejor tu tiempo para vivir plenamente. Las responsabilidades financieras, las preocupaciones familiares y las expectativas sociales pueden crear barreras para perseguir tus pasiones. Sin embargo, aquí te dejo algunos consejos que espero te sean útiles:
· Haz un plan realista para alcanzar tus metas. Esto podría incluir la buena gestión del tiempo, la inversión en educación o la búsqueda de oportunidades de voluntariado cercanas. Esta última es determinante para tener una vida en armonía, según la nueva ciencia de la felicidad.
· Estudios revelados por Andrés Oppenhimer en su nuevo libro “¡Cómo salir del pozo!”, la felicidad no es un producto al azar, ni de los genes, ni tampoco de las circunstancias, sino de la combinación de 4 factores: la familia, los amigos, un trabajo con sentido y un credo o filosofía de vida. Sácale tiempo a estas variables para que logres alcanzar tu propia felicidad.
· Comparte tus sueños con amigos y familiares. Puede sorprenderte cuánto apoyo, impulso y comprensión pueden brindarte. Incluso pueden unirse a ti en tus aventuras.
· No todo será fácil para encontrar el balance entre tu vida personal y laboral y habrá momentos en los sientas ganas de “tirar la toalla”. La persistencia y la determinación son clave para superar los obstáculos y lograr tus metas personales.
· Mantén siempre vivas tus amistades. Dedícales tiempo. El valor de tener amigos, es que ellos serán siempre tus amigos, a pesar de todo lo que saben de ti.
· Disfruta lo que más puedas de espacios verdes. Sal al campo o así sea a disfrutar del jardín más cercano a ti. Está científicamente comprobado que cuando estamos en espacios verdes, somos más felices.
· Si te consideras un(a) “Workaholic”. Busca ayuda de profesionales. Si el cambio no depende solo de ti, sino también del nivel de trabajo impuesto por la empresa para la que trabajes, pregúntate si esa es la vida que se merecen quienes te rodean.
· Si tienes hijos, tu mejor herencia, es el tiempo que dediques a ellos. Si cuando llegas a casa siempre los encuentras dormidos, solo te recordarán en sus sueños y posiblemente notarás su indiferencia cuando llegues a la vejez, momento en el que ya no hay vuelta atrás.
· Por último, agradece lo que tienes. Más que mirar hacia arriba para agobiar tu ego comparándote con el jardín del vecino, mira hacia abajo y descubre que eres un(a) bendecido(a) si cuentas con salud, amor, techo, cobijas, educación y alimento siempre en tu mesa (Ojalá esto se cumpla en tu caso).
Recuerda que el éxito no conduce a la felicidad, sino al revés.
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