A lo largo de la historia, la relación entre empleadores y empleados ha experimentado cambios significativos que reflejan transformaciones sociales, económicas y culturales que no se pueden desconocer.
Desde el trabajo forzado hasta la libertad de los “gigs workers” en la era digital, cada era ha marcado una huella única en la forma en que las personas trabajan juntas.
Acompáñame en este breve recorrido por la historia de la empleabilidad, pasando por la era de la servidumbre hasta la era actual del colaborador 4.0 y la flexibilidad:
En las civilizaciones antiguas, como la Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma, la servidumbre era una institución común. Los esclavos y siervos eran propiedad de sus amos y estaban obligados a trabajar en condiciones de explotación, sin derechos ni libertades.
Su trabajo sustentaba la economía y el poder de las élites dominantes, mientras que su sufrimiento y opresión eran ignorados o justificados por las normas sociales y culturales de aquella época.
Uno de los capítulos más oscuros de la historia laboral fue la era de la esclavitud, que abarcó desde el siglo XVI hasta el siglo XIX.
Millones de africanos fueron secuestrados de sus hogares y transportados a América para trabajar en plantaciones de azúcar, algodón y tabaco. Sometidos a condiciones en contra de la dignidad humana y tratados como propiedad.
Esta era, denominada de servidumbre y trabajo forzado, nos recuerda la importancia de la justicia social, los derechos humanos y la dignidad de cada individuo. Nos insta además a reflexionar sobre las injusticias del pasado y a comprometernos a combatir todas las formas de explotación y opresión en el presente y futuro. Al honrar la memoria de aquellos que sufrieron en estas épocas oscuras, debemos trabajar juntos para construir un mundo loboral más justo, equitativo y humano para todas las personas.
Con la llegada de la Revolución Industrial en el siglo XVIII, surgió una nueva forma de relación laboral basada en la mano de obra asalariada.
Los trabajadores “vendían su tiempo y habilidades” a los empleadores a cambio de un salario, lo que les proporcionaba algo de libertad y movilidad laboral. Fue entonces cuando los contratos de trabajo y las leyes laborales comenzaron a regular las relaciones entre empleadores y empleados. Sin embargo, también se enfrentaron a desafíos, como largas jornadas laborales, condiciones laborales inseguras y salarios bajos.
Para los empleadores, esta era representaba una forma más eficiente y rentable de organizar la producción, ya que les permitía controlar y coordinar mejor el trabajo de sus empleados. Sin embargo, también tuvieron que enfrentarse a demandas laborales y presiones sindicales a medida que los trabajadores luchaban por sus derechos.
A medida que avanzaba el siglo XIX, florece la era del sindicalismo y los derechos laborales, en la cual los trabajadores comenzaron a organizarse en sindicatos y a luchar por mejores condiciones laborales y salarios justos. Este período vio la promulgación de leyes laborales y la implementación de políticas de protección social destinadas a mejorar la calidad de vida de los trabajadores.
La relación entre empleador y empleado se volvió más equilibrada, con un mayor reconocimiento de los derechos laborales y la negociación colectiva.
Durante la era del sindicalismo, se lograron avances significativos en la legislación laboral y los derechos de los trabajadores.
Los sindicatos jugaron un papel crucial en la promulgación de leyes que protegían a los trabajadores, como la limitación de las horas de trabajo, el establecimiento de salarios mínimos y la garantía de condiciones laborales seguras. Además, los sindicatos se convirtieron en defensores de la justicia social, luchando contra la discriminación racial y de género en el lugar de trabajo.
Al mejorar las condiciones laborales y los salarios de los trabajadores, los sindicatos contribuyeron a aumentar el poder adquisitivo de la clase trabajadora, lo que a su vez impulsó la demanda de bienes y servicios.
Con la llegada del siglo XX, se abre paso a la Era de la Colaboración y el Trabajo en Equipo.
Las organizaciones comenzaron a reconocer la importancia de fomentar un ambiente de trabajo colaborativo, donde los empleados pudieran compartir ideas, trabajar juntos en proyectos y aprovechar las habilidades y experiencias de sus colegas. La relación entre empleador y empleado se transformó en una asociación más igualitaria, basada en la colaboración y el intercambio de conocimientos.
Esta era estuvo marcada por 3 grandes momentos:
· A principios de 1900, se abre paso a la era de la utilidad, donde los empleados necesitaban trabajar para poder vivir.
· En los 60´s las empresas buscaban ser más productivas, por lo que los empleados debían ser más rápidos y mejores en sus labores.
· Entrados los años 90´s se comenzó a hablar de la necesidad de lograr mayores niveles de compromiso por parte de los empleados, por lo que muchas empresas comenzaron a hablar de la felicidad en el entorno laboral.
Entrando en la era actual, implantada por avances tecnológicos sin precedentes y una interconexión global, la colaboración digital y la flexibilidad laboral han emergido como elementos fundamentales en el entorno laboral, dándole entrada a la Era del Colaborador 4.0 y la Flexibilidad.
Aproximadamente en 2015 se comenzó a hablar de Experiencia del Empleado (EX), lo que implicó la transformación de muchos conceptos tradicionales de la gestión humana y la creación de empresas y entornos en las cuales las personas quieran estar.
Las herramientas de colaboración digital, como videoconferencias, plataformas colaborativas y software de gestión de proyectos, permiten a los equipos trabajar de manera eficiente sin importar su ubicación geográfica.
Esto ha abierto nuevas oportunidades para la colaboración entre colegas remotos y la creación de equipos globales altamente efectivos.
La flexibilidad laboral se ha convertido en una característica distintiva de la era actual, permitiendo a los empleados tener un mayor control sobre su tiempo y lugar de trabajo. El teletrabajo, el trabajo remoto y los horarios flexibles son cada vez más comunes, lo que permite a los empleados equilibrar mejor sus responsabilidades laborales y personales.
Esta flexibilidad no solo mejora la calidad de vida de los trabajadores, sino que también puede aumentar la productividad y la satisfacción laboral.
Para los empleadores, la colaboración digital y la flexibilidad laboral pueden ofrecer una serie de beneficios, incluida una mayor atracción y retención de talento, una mayor eficiencia operativa y una reducción de costos asociados con la infraestructura de oficina.
Sin embargo, también requiere una gestión proactiva para garantizar la comunicación efectiva y el mantenimiento de la cohesión del equipo en un entorno de trabajo disperso.
A medida que avanzamos en esta era, surgen nuevos desafíos y oportunidades, como la gestión del equilibrio entre la flexibilidad y la necesidad de colaboración persona a persona, la protección de la salud mental de los empleados y la seguridad de los datos.
Aunque no tengo una bola de cristal para predecir el futuro, no quiero dejar por fuera el impacto de la inteligencia artificial en esta nueva era digital. A pesar de sus beneficios, la adopción generalizada de IA plantea muchos retos y consideraciones éticas, como el impacto en el empleo y la desigualdad económica, la privacidad de los datos y la seguridad cibernética, así como cuestiones más amplias relacionadas con la responsabilidad y la equidad en el diseño y el uso de sistemas que quedarán por fuera del control humano.
Después de este breve recorrido por el tiempo, los empleados más escépticos y críticos podrán darse cuenta que los cambios han sido bien positivos y las empresas podrán darse una mirada al espejo para identificar si han evolucionado al mismo ritmo o se encuentran aún estancadas en alguno de estos momentos históricos.
El gran reto que nos queda a todos es prepararnos día a día para lo que pueda venir en el futuro.
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