De nada sirve una oficina con un gran diseño interior, si cuando tu vas de visita encuentras a todos sus habitantes con su cabeza entre los hombros, inmersos en su propio mundo, "enchufados" a su música preferida y en donde apenas se siente el sonido de los teclados y nadie se comunica entre si. Por eso tomo como inspiración para mi reflexión, esta frase célebre de Jorge Valdano, ex coach y ex gerente general del Real Madrid.
La cultura de una compañía es mucho más que un conjunto de valores, un propósito y un manual de normas definidas en sus procesos de planeación. Es el ambiente emocional y psicológico que se respira en el día a día de una organización y que tiene un impacto directo en la forma en que los colaboradores se sienten y se comportan en el trabajo.
La cultura se crea a partir de las acciones y decisiones de líderes y gerentes, así como de la forma en que se trata a los colaboradores y se abordan los desafíos y oportunidades.
Cuando la cultura es positiva y alentadora, los colaboradores suelen estar más motivados y comprometidos con sus trabajos, lo que se traduce en una mayor productividad, eficiencia y normalmente en mejores resultados.
Por otro lado, una cultura tóxica es un veneno invisible pero muy perjudicial para la moral y el bienestar de los colaboradores, lo que puede llevar a una disminución en la productividad y aumentar el ausentismo y la rotación de tu gente.
Es importante que los líderes y gerentes se esfuercen por crear y mantener una cultura positiva en la empresa, alentando a los colaboradores a ser innovadores y a trabajar juntos para alcanzar objetivos comunes.
Esto puede incluir la promoción de un ambiente de trabajo colaborativo y respetuoso, la inclusión desde todas sus diversas perspectivas y la fomentación de una comunicación abierta y transparente.
En resumen, la cultura de una compañía es un estado de ánimo que puede tener un impacto significativo en la forma en que los colaboradores se sienten y se desempeñan en su trabajo.
Al final, tu cultura es tu marca.