A lo largo de mis años de trabajo he tenido la suerte de conocer múltiples empresas y recorrer diferentes tipos de oficinas: unas bastante inspiradoras, otras tantas que cumplen los estándares y unas cuantas a las que definitivamente les falta amor en sus espacios. Escenarios que revelan incluso el estilo de liderazgo de la organización.
La arquitectura no es simplemente una cuestión estética; es un medio de comunicación que transmite la identidad de la empresa, sus sueños de largo plazo e intrínsecamente su propósito y valores. El diseño de espacios, la distribución de áreas de trabajo, la elección de materiales y colores y la incorporación de elementos visuales y artísticos son todos componentes clave que expresan la cultura de una marca empleadora.
Y esa relación entre cultura organizacional y arquitectura es bidireccional. La cultura de una empresa puede influir en las decisiones de diseño arquitectónico y viceversa. A medida que las organizaciones evolucionan y adaptan sus valores y prácticas, es común que sus espacios de trabajo se modifiquen para reflejar estos cambios.
La colaboración es un excelente ejemplo de cómo esta influencia puede ser recíproca. Si una empresa inicialmente tiene una cultura más jerárquica y luego evoluciona hacia una cultura más colaborativa, es posible que su espacio de trabajo deba reconfigurarse para fomentar una mayor interacción entre todos los empleados. De manera similar, un espacio de trabajo diseñado para promover la colaboración puede influir en la cultura al alentar a los empleados a compartir ideas y conocimientos de manera más ágil y efectiva.
El diseño y la disposición del espacio de trabajo de una empresa comunican actitudes, deseos y objetivos, lo que a su vez incide en la productividad, la moral de los empleados y la pasión o la falta de esta. O acaso no has notado cuando entras a una oficina, así sea de visita, la buena energía o todo lo contrario, donde solo se ven personas inmersas en su trabajo pero pensando en cuando se llegará la hora de terminar su rutina.
Por ejemplo, las empresas tecnológicas que valoran tanto la innovación y la colaboración normalmente optan por diseños de espacios abiertos que fomenten la interacción entre los empleados y la fluidez de las ideas, y es precisamente esta industria la que cambió las reglas de juego con relación al interiorismo disruptivo en los escenarios de trabajo. Por fortuna (no soportaría trabajar en espacios aburridos y ni hablar de las nuevas generaciones), casos como Google que empezaron a ser visibles a principios de este siglo, pusieran a múltiples industrias a repensar su lenguaje corporativo desde una arquitectura más disruptiva.
La relación entre arquitectura y cultura también se extiende a la generación de mayores niveles de atracción. Un espacio de trabajo bien diseñado puede ser un poderoso imán para nuevos talentos. Los empleados valoran cada vez más la calidad de su entorno laboral. Un diseño de interiores que promueva la comodidad, la ergonomía y el bienestar puede atraer a profesionales talentosos y obviamente motiva a los empleados existentes.
En un mundo empresarial donde la innovación es uno de los activos más valiosos, las organizaciones que fomentan entornos de trabajo confortables, abiertos y colaborativos, tienen un mayor potencial para alcanzar el éxito y la excelencia en sus respectivas industrias. La creatividad se ha convertido en el corazón de la marca empleadora moderna y las empresas que abrazan esta realidad están mejor posicionadas para atraer a los mejores y más brillantes talentos.
Para terminar, de nada de sirve contar con espacios maravillosos sino hay una estrategia integral de marca empleadora para lograr que en ellos se vivan experiencias únicas y que revelen un propósito genuino de brindar bienestar a tu gente.
*Fotografía Oficinas Discorp | Nuestros amigos y partners estratégicos para integrar diseño interior con marca empleadora.