Si bien el petróleo ha sido históricamente considerado como el recurso más valioso por su influencia en la economía, la política y la sociedad, el talento humano se ha convertido en el nuevo petróleo, que también requiere excavar muy profundo para lograr encontrar aquellos talentos de máxima calidad profesional y humana.

La "economía del conocimiento" se ha vuelto cada vez más relevante. A diferencia de las economías industriales del pasado, la economía actual se basa en gran medida en la generación, distribución y aplicación del conocimiento. En este contexto, el talento juega un papel crucial, ya que son las personas las que poseen y aplican el saber.

La innovación ha emergido como un elemento clave para el éxito en la economía actual. Las empresas y las naciones que logran destacarse en este renglón son aquellas con la capacidad para generar productos y servicios que satisfagan las demandas y superen las expectativas cambiantes de los mercados y los consumidores.

Es ahí donde el talento humano desempeña un papel fundamental. Las mentes creativas, los expertos en diversas disciplinas y aquellos capaces de abordar problemas de manera innovadora, son el oro negro más preciado y los verdaderos impulsores de esta transformación imparable.

Al igual que el petróleo, el talento humano es un recurso estratégico para el éxito y el desarrollo de las sociedades. La calidad de la fuerza laboral determina la competitividad y la capacidad de innovación de las empresas y los países. Es la capacidad intelectual de la gente la que define los estándares de progreso de un estado.

La lucha por el control de las reservas de petróleo ha llevado a una competencia global desmedida, comparable incluso a la que existe hoy por atraer y retener a las personas más calificadas.

El talento humano es la mejor fuente de energía para la productividad y el enfoque ético en su gestión, es fundamental para su desarrollo sostenible, porque en las próximas décadas, la gente más talentosa del planeta va a gravitar hacia lugares donde pueda hacer trabajos que tengan un significado y puedan contribuir a forjar el destino sostenible de sus empleadores.

Invito a las empresas a diseñar hábitats y estrategias adecuados para atraer y retener ese tesoro invaluable que son sus colaboradores y a las personas a valorar el gran esfuerzo que hacen los empresarios para mover el mundo.

La relación empleado-empleador no puede estar en medio de una lucha de poderes por demostrar quién es más importante. Sin personas no hay empresas y sin empresas no hay futuro. La relación armoniosa entre ambas partes permite generar la combustión necesaria para mantener encendido el motor de la economía.

Heart | Marcas más humanas.

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