En el mundo contemporáneo, la transparencia ha emergido como una poderosa herramienta para forjar una cultura organizacional sólida y saludable. Implica compartir información relevante de manera abierta y accesible dentro de una empresa u organización, lo que no solo fomenta la confianza entre los empleados y la alta dirección, sino que también moldea la cultura en la que se basan todas las interacciones y decisiones.
Como bien sabemos, la confianza es un pilar fundamental en cualquier relación, ya sea personal o profesional. En el entorno laboral, la confianza entre los empleados y los líderes es esencial para promover una colaboración efectiva y un desempeño óptimo. Es ahí donde la transparencia se convierte en la base sobre la cual se construye esta confianza.
Cuando las organizaciones comparten información sobre sus objetivos, estrategias, desafíos, logros e incluso fracasos de manera abierta, los empleados se sienten más valorados y comprometidos. Saber que se les considera parte integral de la organización y que se les mantiene informados sobre asuntos relevantes refuerza su sentido de pertenencia y compromiso.
La transparencia no solo se trata de compartir información, sino también de fomentar una cultura de comunicación abierta. Cuando los líderes establecen un entorno donde se valora y se alienta el intercambio de ideas, opiniones y retroalimentación, se crea un ambiente en el que los empleados sienten mayor confianza y sentido de pertenencia para expresarse y contribuir de manera significativa a la estrategia. Esto no solo fortalece el sentido de comunidad, sino que también permite la identificación temprana de problemas y la generación de soluciones conjuntas.
Un buen ejemplo de cultura basada en la transparencia podría ser Netflix, en donde promueven con astucia una cultura de compartir información de forma abierta, amplia y deliberada e invitan a todos a comunicarse de manera franca y directa. Los comentarios positivos y constructivos son parte de su cotidianidad. La retroalimentación significativa puede ser difícil de dar o aceptar. Pero como cualquier hábito nuevo, se vuelve más fácil con la práctica. Para lograrlos, se enfocan en enseñar a las personas de todos los niveles a aprender a dar y recibir retroalimentación a través de entrenamiento y modelación de comportamientos.
Por otro lado, la transparencia en la comunicación también facilita la alineación de los empleados con los objetivos y valores de la organización. Cuando se comparten los planes estratégicos y la dirección que la empresa está tomando, los empleados pueden comprender mejor cómo su trabajo contribuye al éxito global. Esto crea un sentido de propósito y dirección compartida, lo que a su vez fomenta la colaboración y la cohesión en el equipo. Como lo cuenta Laszlo Bock, Ex-Vicepresidente Senior de Gestión de Personas en Google, en su libro "La nueva fórmula del trabajo": el comité de directores se transmite vía streaming para que quienes deseen puedan conectarse y saber como van las cosas. Ese estilo cultural le da a Google un sex-appeal tal, que al año reciben 2 millones de hojas de vida de personas que desean trabajar allí.
Ni hablar de lo relevante que es para enfrentar los momentos de crisis o desafíos inesperados, la transparencia se convierte en una herramienta crucial para mantener la calma y la confianza de los empleados. Cuando se comunica de manera abierta sobre la situación actual, los planes de acción y las medidas que se están tomando, se minimiza la incertidumbre y la ansiedad entre los miembros del equipo. La honestidad en la comunicación durante momentos difíciles refuerza la percepción de que la organización valora a sus empleados y está comprometida con superar las dificultades de la mano con ellos.
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